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Consecuencias de la tensión China-EE.UU. en el comercio internacional

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¿De qué manera influye la competencia entre China y EE.UU. en el comercio global?

La rivalidad entre China y Estados Unidos ha transformado el panorama del comercio internacional de manera notable. Lo que comenzó como diferencias comerciales y económicas ha evolucionado a una lucha geopolítica que afecta cadenas de suministro, acuerdos comerciales y la estabilidad de los mercados globales. Este ensayo explora cómo esta competencia creciente genera impactos profundos, revelando ejemplos tangibles, datos recientes y el modo en que terceros países y empresas han debido adaptarse.

Conflictos comerciales: el núcleo de la disputa

Desde 2018, las tensiones comerciales entre las dos naciones marcan el inicio de un periodo incierto. La administración Trump en Estados Unidos impuso tarifas sobre productos de China valorados en cientos de miles de millones de dólares, citando prácticas comerciales injustas y apropiación indebida de propiedad intelectual. China reaccionó con acciones equivalentes. De acuerdo con la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos, para 2020 más de 360.000 millones de dólares de productos chinos enfrentaban nuevas tarifas, impactando a artículos desde productos electrónicos hasta maquinaria y semiconductores.

Ejemplo concreto: La imposición de aranceles a productos como el acero, aluminio y tecnología generó distorsiones en los flujos comerciales globales. Los proveedores buscaron rutas alternativas, y países sudesteasiáticos como Vietnam, Malasia y Tailandia experimentaron un boom exportador al captar parte de las cadenas de suministro relocalizadas desde China.

Cadenas de suministro fragmentadas

Preocupados por la dependencia significativa de China en áreas clave, como los semiconductores y los minerales críticos, Estados Unidos y sus socios optaron por incentivar la reubicación de plantas y fábricas. La idea del desacople (separación económica) ganó impulso, animando a diversificar las fuentes de suministro y a desarrollar nuevas estructuras industriales en diversas naciones.

Impacto en la industria tecnológica: Estados Unidos impuso restricciones a empresas chinas como Huawei y ZTE, limitando su acceso a componentes críticos estadounidenses como microprocesadores avanzados. Esta medida no solo afectó a las firmas chinas, sino también a compañías occidentales dependientes de insumos asiáticos, obligándolas a rediseñar productos y buscar alternativas en mercados menos eficientes o más costosos.

Acuerdos comerciales alternativos y nuevas alianzas

En respuesta a las tensiones bilaterales, China y EE.UU. han consolidado conexiones con distintas regiones. Beijing ha promovido la Asociación Económica Integral Regional (RCEP), un acuerdo de libre comercio que involucra a 15 naciones de Asia-Pacífico, creando el bloque comercial más grande del mundo. Por otro lado, Estados Unidos fortalece su cooperación mediante el Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá (T-MEC) y está en proceso de revitalizar acuerdos con la Unión Europea e India.

Los resultados estadísticos son evidentes: según datos de la Organización Mundial del Comercio (OMC), entre 2018 y 2022, los intercambios directos EE.UU.-China cayeron un 15%, mientras que el comercio entre China y el sudeste asiático aumentó un 25%, y EE.UU. elevó un 18% sus importaciones desde México.

Impacto en mercados emergentes y países en desarrollo

El impacto en cadena de la competencia entre China y Estados Unidos se extiende considerablemente a los países en desarrollo, quienes perciben tanto oportunidades como riesgos. Algunas naciones han aprovechado el traslado de industrias, convirtiéndose en centros de fabricación. Un ejemplo es Vietnam, que ha visto cómo sus exportaciones de artículos electrónicos se han multiplicado por dos en cinco años. No obstante, la inestabilidad de este escenario implica una dependencia precaria: basta con que surja otro episodio de discordias o sanciones para modificar el balance.

En cambio, las naciones latinoamericanas que exportan recursos naturales, como Brasil, Argentina o Chile, han enfrentado presiones para ajustar sus alianzas diplomáticas o ampliar sus mercados debido al miedo a sanciones o limitaciones comerciales.

Avances, tecnología y competencia por el liderazgo digital

Hoy en día, el comercio global no se restringe únicamente a productos tangibles, también abarca el campo tecnológico. China ha impulsado rápidamente su iniciativa Made in China 2025 y ha progresado en el desarrollo de redes 5G, inteligencia artificial y baterías eléctricas. La presión por parte de Estados Unidos para restringir el intercambio tecnológico pretende contener este crecimiento, fomentando la protección de patentes, impulsando la manufactura nacional y reforzando colaboraciones científicas con Europa y Japón.

Ejemplo reciente: La limitación en la venta de chips de última generación a compañías chinas impacta la fabricación mundial de teléfonos inteligentes, computadoras y vehículos eléctricos, afectando no solo el intercambio comercial entre dos naciones, sino también la oferta y el costo global de dispositivos tecnológicos.

Reacciones empresariales y adaptación del sector privado

Compañías globales como Apple, Tesla y Samsung han ajustado sus enfoques de suministro, adoptando esquemas China+1: continúan sus operaciones en China, pero aumentan inversiones en otras áreas para mitigar riesgos. Al mismo tiempo, empresas chinas amplían sus mercados y construyen fábricas en Medio Oriente, África y América Latina, como parte de la Iniciativa de la Franja y la Ruta.

La incertidumbre regulatoria acarrea sobrecostos: sectores como la moda, farmacéutico y automotriz enfrentan mayores gastos logísticos y barreras técnicas, que a menudo se trasladan al consumidor final.

Modificaciones en las tendencias de inversión a nivel mundial

El movimiento de capital extranjero directo también indica el estrés existente. Las cifras proporcionadas por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) revelan una disminución superior al 40% en las inversiones directas entre China y EE.UU. en los últimos diez años, mientras se observa un incremento en los fondos internacionales hacia India, México y Europa del Este.

Este fenómeno crea un renovado mapa geoeconómico, donde el poder se redistribuye y las economías medianas cobran más importancia como núcleos de fabricación, logística y servicios.

Reflexión sobre el nuevo orden comercial internacional

El enfrentamiento estratégico entre China y Estados Unidos está cambiando las normas establecidas, impactando en las instituciones internacionales, frenando iniciativas de reforma y dificultando la colaboración multilateral. Entidades como la OMC y el G20 están viendo limitadas sus capacidades para resolver los conflictos entre estas dos potencias.

El entorno resultante, caracterizado por multipolaridad, proteccionismo selectivo, cambios tecnológicos acelerados y mayor escrutinio a cadenas de valor, redefine las prioridades de empresas y estados. Los desafíos plantean la oportunidad –y la necesidad– de adaptarse con resiliencia e imaginación, anticipando una etapa de transformación en la que la rivalidad se convertirá en insumo permanente e inevitable del comercio internacional contemporáneo.

Por Otilia Adame Luevano

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