Nuestro sitio web utiliza cookies para mejorar y personalizar su experiencia y para mostrar anuncios (si los hay). Nuestro sitio web también puede incluir cookies de terceros como Google Adsense, Google Analytics, Youtube. Al usar el sitio web, usted consiente el uso de cookies. Hemos actualizado nuestra Política de Privacidad. Por favor, haga clic en el botón para consultar nuestra Política de Privacidad.

La izquierda no se reunirá contra el PSOE, según exdirigentes de IU

https://img.huffingtonpost.es/files/image_1200_720/uploads/2022/12/08/6391c583294a1.jpeg

Antiguos líderes de Izquierda Unida (IU) han expresado que el movimiento pacifista en España carece de la capacidad para convertirse nuevamente en un elemento aglutinador de la izquierda en oposición al PSOE, tal como sucedió en 1986 durante la consulta sobre la continuidad del país en la OTAN. A pesar de que la discusión sobre el incremento del presupuesto en defensa y el rol de España dentro de la Alianza Atlántica ha reavivado disputas entre las facciones progresistas, las divisiones ideológicas y estratégicas entre las diferentes fuerzas de la izquierda complican una acción colectiva similar a la de aquel periodo.

Exdirigentes de Izquierda Unida (IU) han descartado que el movimiento antibelicista en España tenga la capacidad de resurgir como una fuerza unificadora de la izquierda frente al PSOE, como ocurrió en 1986 durante el referéndum sobre la permanencia del país en la OTAN. Aunque el debate sobre el aumento del gasto militar y el papel de España en la Alianza Atlántica ha vuelto a generar tensiones dentro de los sectores progresistas, las fracturas ideológicas y estratégicas entre las fuerzas que componen la izquierda dificultan una acción conjunta similar a la de aquel entonces.

Un entorno político dividido

En la actualidad, el escenario político es mucho más intrincado. La izquierda en España está dividida en una variedad de partidos y plataformas, con importantes discrepancias en cuanto a sus prioridades y estrategias. Por un lado, partidos como Podemos e Izquierda Unida expresan de manera clara su oposición al incremento del gasto militar promovido por el gobierno de Pedro Sánchez. Por otro lado, hay quienes dentro del ámbito progresista, incluyendo al mismo PSOE, respaldan estas medidas como cumplimiento de los compromisos internacionales del país.

Hoy, sin embargo, el contexto político es mucho más complejo. La izquierda española se encuentra fragmentada en múltiples partidos y plataformas, con diferencias significativas en sus prioridades y estrategias. Mientras que sectores como Podemos e Izquierda Unida critican abiertamente el aumento del gasto militar impulsado por el gobierno de Pedro Sánchez, otros actores dentro del espacio progresista, como el propio PSOE, defienden estas políticas como parte de los compromisos internacionales de España.

Según Enrique Santiago, excoordinador federal de IU, “el movimiento antibelicista ya no tiene la misma capacidad de movilización que en los años ochenta, porque las dinámicas sociales y políticas han cambiado profundamente”. Santiago señala que, aunque la oposición al gasto militar y a la participación en conflictos armados sigue siendo un tema importante para ciertos sectores de la izquierda, no es suficiente para generar un consenso amplio que permita desafiar al PSOE de manera efectiva.

La posición del PSOE y los conflictos internos

El PSOE, siendo el partido gobernante, ha respaldado contundentemente su compromiso con la OTAN y el incremento del gasto militar, justificando que estas acciones son esenciales para cumplir con las responsabilidades internacionales de España y para fortalecer su estatus en un mundo cada vez más inestable. Pedro Sánchez ha subrayado que el aumento en el gasto militar no debería ser visto como un abandono de las políticas sociales, sino como una inversión en la seguridad y estabilidad nacional.

El PSOE, como partido en el gobierno, ha defendido de manera firme su compromiso con la OTAN y el aumento del gasto militar, argumentando que estas medidas son necesarias para cumplir con las obligaciones internacionales de España y para reforzar su posición en un mundo cada vez más inestable. Pedro Sánchez ha insistido en que el gasto militar no debe interpretarse como una renuncia a las políticas sociales, sino como una inversión en la seguridad y la estabilidad del país.

Estas discrepancias han complicado la formulación de una respuesta coherente al incremento del presupuesto en defensa, lo que resalta la diferencia con la habilidad de movilización que demostró la izquierda en 1986. En aquel tiempo, la oposición a la OTAN no era únicamente un asunto político, sino también un emblema de resistencia cultural y social contra el militarismo y la influencia estadounidense.

Un movimiento pacifista disminuido

Otra razón que explica la debilidad del movimiento pacifista actual es la ausencia de una base social amplia y unificada. Durante los años ochenta, el pacifismo era un valor fundamental para amplios sectores de la sociedad española, que aún recordaban las secuelas de la dictadura y la Guerra Civil. En contraste, hoy en día, el contexto es muy distinto, y la seguridad nacional tiene un lugar más prominente en la agenda pública, especialmente después del inicio del conflicto en Ucrania.

Así mismo, las prioridades de los movimientos sociales han evolucionado. Asuntos como el cambio climático, la igualdad de género y los derechos laborales han cobrado mayor relevancia, relegando en cierto modo las cuestiones vinculadas al pacifismo y al antimilitarismo. Esta situación ha complicado la formación de un frente común capaz de desafiar las políticas de defensa del gobierno.

El legado de 1986 y los desafíos presentes

Aunque el contexto actual difiere de 1986, algunos exlíderes de IU creen que el legado del movimiento antibelicista aún tiene relevancia, sirviendo como un recordatorio del potencial de la izquierda para unirse en torno a causas comunes. No obstante, también admiten que es imprescindible ajustarse a las nuevas realidades políticas y sociales para desarrollar un proyecto político que pueda enfrentar los desafíos actuales.

A pesar de las diferencias entre el contexto actual y el de 1986, algunos exdirigentes de IU consideran que el legado del movimiento antibelicista sigue siendo relevante como un recordatorio de la capacidad de la izquierda para movilizarse en torno a causas comunes. Sin embargo, también reconocen que es necesario adaptarse a las nuevas realidades políticas y sociales para construir un proyecto político que sea capaz de responder a los desafíos del presente.

“El problema no es solo la OTAN o el gasto militar, sino la incapacidad de la izquierda para articular una visión compartida de país”, señala Cayo Lara, excoordinador de IU. Según Lara, la fragmentación actual no solo debilita a la izquierda frente al PSOE, sino que también limita su capacidad para conectar con las preocupaciones de la ciudadanía.

En conclusión, aunque el movimiento antibelicista sigue siendo un tema importante para ciertos sectores de la izquierda española, las condiciones actuales hacen improbable que pueda resurgir como una fuerza unificadora frente al PSOE. La fragmentación política, los cambios en las prioridades sociales y el contexto geopolítico han transformado el panorama, dejando a la izquierda con el reto de encontrar nuevas formas de articulación y movilización para enfrentar los desafíos del presente.

Por Otilia Adame Luevano

También te puede gustar

  • ERC busca aprovechar la situación de Sánchez

  • Pedro Sánchez y el desafío de consenso en defensa

  • La selección española y la controversia post-Mundial

  • Incremento del salario mínimo y el IRPF: análisis completo